LA AUSTERIDAD TIENE UN LÍMITE:
"... una buena educación es la mayor riqueza
y el principal recurso de un país
y de sus ciudadanos..."
Preámbulo de la Ley Orgánica de Educación (LOE)
Me gusta soñar. Y no siempre estoy dormida. De hecho, la mayoría de mis sueños los desarrollo estando despierta, gracias en parte a toda la información que he ido recibiendo de uno u otro modo a lo largo de toda mi vida. No me considero significativamente especial con respecto a este tema: probablemente la mayoría de nosotr@s soñamos de esta manera. Es una forma de desarrollar mediante nuestra imaginación el mundo que nos gustaría tener en el presente, y en todo caso, el legado que desearíamos dejarles a nuestr@s hij@s.
Soñar es de las pocas cosas que nos van quedando y a las que acceder a ello es gratuito. Por eso me gusta imaginarme un legado digno de todo ser humano, y que al mismo tiempo nos dignifica como personas, con independencia de nuestra ideología, creencias religiosas, valores internos, género, identidad sexual, color de la piel o cultura en la que nos hemos criado. Y qué mejor forma de hallar dicha dignificación que a través de la educación, entendida en su sentido amplio: formal (escuela) o informal (familia).
* Y sueño con una educación en la que no se hagan las cosas para la mayoría, sino para tod@s.
* Una educación planificada para las personas, no para diseñar personas que se adecúen a ella.
* Suelo soñar que la implicación de tod@s l@s padres y las madres en la educación escolar de sus hij@s va más allá que meramente firmar las notas cada trimestre. Porque pueden (y deben) aportar y recibir información muy valiosa.
* Dentro de estos sueños, la escuela y sus maestr@s están siempre abiert@s a lo que cada padre y cada madre están dispuestos a aportar dentro de sus posibilidades... sin condicionamientos, ni "peros", ni corporativismo dentro de la docencia. Porque tod@s conocemos la importancia de remar junt@s en el mismo sentido para que la barca educativa de nuestr@s niñ@s no vaya a la deriva.
* Sueño que la educación será sinónimo de cultura, hasta tal punto que hará que nos interesemos por nuestra lengua (o lenguas) común y nuestras costumbres, como origen de riqueza cultural.
* Imagino una educación que, siguiendo con el símil anterior, hará que me sean mostradas otras culturas diferentes a la mía, de tal forma que aunque mi origen sea lo que más me toca directamente en el corazón, jamás despreciaré otras manifestaciones culturales simplemente porque sean distintas. De hecho, hay una mayor probabilidad de pensar que aquello que es diferente a lo nuestro es peor o mejor cuanto mayor es el desconocimiento por lo que nos es ajeno.
* Una educación libre de sesgos de género, donde nadie considere una banalidad hablar para los niños y para las niñas, utilizando ambos géneros, porque en el idioma castellano, señores y señoras, NO EXISTE EL GÉNERO NEUTRO.
* Y finalmente sueño una y otra vez con una escuela pública libre de símbolos y credos religiosos, porque es el máximo signo de respeto entre culturas.
Porque cuando los medios materiales escasean, en realidad se pueden hacer muchas cosas, que van desde protestar enérgicamente por los recortes en educación pública de calidad (método no sólo lícito, sino además moralmente necesario), hasta empezar a estrujar aquello que no hay polític@ capaz de recortárnoslo: el cerebro, la creatividad, la motivación.... No olvidemos que lo material es necesario, pero no imprescindible. Y tampoco olvidemos que para llegar a poseer aptitudes para desempeñar una labor, en primera instancia, se necesita tirar de unas actitudes que motiven a trabajar hasta lograrlo.
Y estoy segura de que estos sueños no son ensoñaciones, sino que podría ser perfectamente posible. Sólo hay que poner un poco de empeño..... ENTRE TOD@S. ¡¡Pongámonos las pilas!!
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