He encontrado una entrada en el blog El Proceso de un Buen Desarrollo en la Inteligencia Emocional tratando el tema de apego, el cual aunque no es una teoría moderna, sí que es cierto que ha sido desterrada y posteriormente recuperada en la actualidad.
Es importante tener en cuenta este concepto cuando convivimos con niñ@s, bien sea en el hogar, bien en los centros escolares...
EL APEGO
Es importante tener en cuenta este concepto cuando convivimos con niñ@s, bien sea en el hogar, bien en los centros escolares...
EL APEGO
¿Cuáles son los
factores que afectan al apego? El más importante es la separación forzada
(escolarización, hospitalización, divorcio o muerte, son las que se suelen
producir).
Ante separaciones
prolongadas, los niños pasan por tres fases:
1. Protesta y trata de recuperar la figura de
apego por todos los medios
2. Sigue preocupado y vigila su entorno
3. Desapego emocional
En los seres humanos el vínculo de apego tarda unos meses en
aparecer, ya que conlleva una compleja mezcla de conductas entre la madre y su
hijo y adquiere una gran variedad de formas.
El establecimiento del lazo afectivo, según Bowlby, evoluciona
a través de cuatro etapas:
1. Fase de pre apego. Abarca desde el nacimiento
hasta las seis primeras semanas aproximadamente. Durante este periodo, la
conducta del niño consiste en reflejos determinados genéticamente que tienen un
gran valor para la supervivencia. A través de la sonrisa, el lloro y la mirada,
el bebé atrae la atención de otros seres humanos; y, al mismo tiempo, es capaz
de responder a los estímulos que vienen de otras personas. Tratan en muchas
ocasiones de provocar el contacto físico con el resto de los seres humanos. En
esta fase aparece un reconocimiento sensorial muy rudimentario hacia la madre.
Prefieren la voz de ésta a la de cualquier otro adulto a pesar de que todavía
no muestran un vínculo de apego propiamente dicho.
2. Fase de formación del apego. Abarca
desde las seis semanas hasta los seis meses de edad. En esta fase, el niño
orienta su conducta y responde a su madre de una manera más clara de cómo lo
había hecho hasta entonces. Sonríe, balbucea y sigue con la mirada a su madre
de forma más consistente que al resto de las personas. Sin embargo, todavía no
muestran ansiedad cuando se les separa de la madre a pesar de reconocerla
perfectamente. No es la privación de la madre lo que les provoca enfado, sino
la pérdida de contacto humano como cuando, por ejemplo, se les deja solos en
una habitación.
3. Fase de apego propiamente dicha. Este
periodo está comprendido entre los 6-8 meses hasta los 18-24 meses. A estas
edades el vínculo afectivo hacia la madre es tan claro y evidente que el niño
suele mostrar gran ansiedad y enfado cuando se le separa de ésta. A partir de
los ocho meses el bebé puede rechazar el contacto físico incluso con un
familiar muy cercano ya que lo único que desea y le calma es estar en los
brazos de su madre. La mayor parte de las acciones de los niños (andar a gatas
por ejemplo) tienen el objetivo de atraer la atención de la madre y una mayor
presencia de ésta.
4. Formación de relaciones reciprocas. Esta
fase comprende desde los 18-24 meses en adelante. Una de las características
importantes a estas edades es la aparición del lenguaje y la capacidad de
representarse mentalmente a la madre, lo que le permite predecir su retorno
cuando ésta está ausente. Por tanto, decrece la ansiedad porque el niño empieza
a entender que la ausencia de la madre no es definitiva y que en un momento dado,
regresará a casa. En esta fase, los niños a los que su madre les explica el
porqué de su salida y el tiempo aproximado que estará ausente suelen llorar
mucho menos que los niños a los que no se les da ningún tipo de información.
A partir de los tres años, el niño despliega una serie de
estrategias con las que intenta controlar la interacción con su madre
“obligándola” en determinados momentos a pactar las entradas y salidas del
hogar. El final de estas cuatro fases supone un vínculo afectivo sólido entre ambas
partes que no necesita de un contacto físico ni de una búsqueda permanente por
parte del niño, ya que éste siente la seguridad de que su madre responderá en
los momentos en los que la necesite.
Se identificaron tres
tipos de apego (seguro, evitativo y resistente) a los que se ha añadido un cuarto (apego desorganizado/desorientado) por los estudios de
Main y Solomon (1986).
-Apego seguro.-
Estos niños se caracterizan porque pueden llorar o no, pero si lo hacen
claramente es debido a la preferencia que tienen por la madre ante el extraño.
En el estudio de Ainsworth, los niños con apego seguro buscan el contacto con
la madre y reducen el lloro cuando ésta regresa a la sala.
-Apego evitativo.- El
patrón que siguen estos niños se caracteriza porque no muestran enfado ni
ansiedad cuando la madre se va de la sala, sino cuando se quedan solos. Parecen
que reaccionan de la misma manera a su madre que a la persona extraña. En
general, no se resisten al contacto físico con su madre, pero se acercan sin
ninguna prisa a saludarla y no les provoca ninguna reacción especial de
alegría.
-Apego resistente.-
Antes de que la madre abandone la sala, los niños que siguen este patrón buscan
insistentemente la proximidad de su progenitora. Pero cuando regresa, los bebes
se muestran enfadados, displicentes e incluso llegan a pegar y a esconderse de
ella. Además, muchos de ellos siguen llorando y es bastante difícil que la
madre logre consolarlos.
-Apego
desorganizado/desorientado.- Este patrón de apego parece reflejar una
gran inseguridad en su vínculo con la madre. Cuando la madre vuelve a la sala,
los niños muestran conductas muy contradictorias que claramente indican una
desorganización. La mayoría de estos niños no suele mirar a su madre cuando les
cogen en brazos y mantienen una expresión facial atónita. Algunos lloran
después de haberse calmado y se muestran fríos y distantes.
§
AUTOCONCEPTO:
El auto concepto
juega un papel decisivo y central en el desarrollo de la personalidad, tal como
lo destacan las principales teorías psicológicas; un auto concepto positivo
está en la base del buen funcionamiento personal, social y profesional
dependiendo de él, en buena medida, la satisfacción personal, sentirse bien
consigo mismo.
§
AUTONOMIA:
La capacidad de
controlar, afrontar y tomar por propia iniciativa, decisiones personales acerca
de cómo vivir de acuerdo con las normas y preferencias propias, así como de
desarrollar las actividades básicas de la vida diaria.
§ EMPATÍA:
Esta palabra deriva del término griego empátheia, recibe
también el nombre de inteligencia interpersonal (término acuñado por Howard
Gardner) y se refiere a la habilidad cognitiva de una persona para comprender
el universo emocional de otra. La empatía, es la quinta habilidad, y es la que
nos permite percibir los sentimientos de los otros y hacer que se sientan menos
solos. No es un don, todos podemos desarrollarla si lo deseamos, basta con
abrir la mente e intentar captar la vida del otro desde su perspectiva y no
desde nuestros ojos.
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