De mi buena amiga, Elvira Laruelo, con un talento natural para encontrar preciosas historias que nos recuerdan el hermoso uso del lenguaje para plasmar la realidad de nuestras vidas.
AMOR DE MADRE
Después de un incendio forestal en el parque nacional de Yellowstone, los guardabosques iniciaron una larga jornada, montaña arriba, para valorar los daños. Un guardabosque encontró un pájaro petrificado en cenizas, literalmente, posado cual estatua en la base de un árbol. Un poco asombrado por el espeluznante espectáculo, dio unos golpecillos al pájaro con una vara. Cuando lo hizo, tres diminutos polluelos salieron de debajo de las alas de su madre, ya muerta.
La amorosa madre, en su afán de impedir el desastre, había llevado a sus hijos a la base del árbol y los había acurrucado bajo sus alas, sabiendo instintivamente que el humo tóxico ascendería.
Ella podía haber volado para encontrar su seguridad, pero se había negado a abandonar a sus crías. Cuando las llamas llegaron y quemaron su cuerpo, ella permaneció firme, porque había decidido morir para que sus hijos pudieran vivir.
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Las madres sabemos que es cierto, de ser necesario daríamos nuestra vida por ellos, de hecho la damos un poco cada día.
Después de un incendio forestal en el parque nacional de Yellowstone, los guardabosques iniciaron una larga jornada, montaña arriba, para valorar los daños. Un guardabosque encontró un pájaro petrificado en cenizas, literalmente, posado cual estatua en la base de un árbol. Un poco asombrado por el espeluznante espectáculo, dio unos golpecillos al pájaro con una vara. Cuando lo hizo, tres diminutos polluelos salieron de debajo de las alas de su madre, ya muerta.
La amorosa madre, en su afán de impedir el desastre, había llevado a sus hijos a la base del árbol y los había acurrucado bajo sus alas, sabiendo instintivamente que el humo tóxico ascendería.
Ella podía haber volado para encontrar su seguridad, pero se había negado a abandonar a sus crías. Cuando las llamas llegaron y quemaron su cuerpo, ella permaneció firme, porque había decidido morir para que sus hijos pudieran vivir.
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Las madres sabemos que es cierto, de ser necesario daríamos nuestra vida por ellos, de hecho la damos un poco cada día.
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