Por ejemplo, la plastilina es muy útil para trabajar la motricidad fina, la imaginación y fantasía, la capacidad de concentración e incluso resulta una maravillosa técnica de relajación.
Y resulta estupenda para todas las edades. El temor que tenemos, lógicamente, es para l@s más pekes... pero para ese caso ¿qué tal si fabricamos nuestra propia plastilina casera y comestible?
Eso sí... si me permitís un pequeño "consejo" final, dejad que la manejen con total libertad, sin normas externas.
- Es estupendo que manejen las formas a su antojo, por lo que deberíamos evitar decirles "y ahora tienes que hacerlo así" (a no ser que nos lo pregunten, claro).
- Jugar con los colores para ell@s resulta no solo muy divertido, sino que además les ayuda a entender algunos conceptos... ¿qué mejor forma de aprender que si mezclamos azul y amarillo obtenemos verde?
Pues dejémosles mezclar colores a su antojo, aunque eso suponga que finalmente acabemos teniendo una enorme masa de color gris ;-)
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